¿Por qué la sangre es importante? La sangre se compone de 3 diferentes tipos de células: Inflamatorias que nos defienden de cualquier agente agresor y no propio de nuestro cuerpo (Glóbulos blancos), las de la coagulación (plaquetas), las células rojas transportadoras del oxígeno, entre otras.
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, una persona puede ser considerada anémica si los niveles de hemoglobina en el hemograma están por debajo de 13,5 gramos por decilitro en hombres y 12,5 gramos por decilitro en mujeres.
Esta condición es una de las consultas más frecuentes en la población general y su seguimiento es muy importante. Toda anemia debe ser evaluada porque siempre hay una causa.
En cuanto, ¿cuál es la razón de ello? Hay cientos, que van desde las condiciones más leves hasta las que deben tratarse con urgencia.
El tener anemia significa una baja cantidad de células transportadoras de oxígeno (los glóbulos rojos o eritrocitos), por lo que los diferentes tejidos y órganos no se alimentan adecuadamente; es por ello que se generan síntomas como cansancio, palidez facial, debilidad, dolores de cabeza, latidos acelerados del corazón, falta de aire, piernas inflamadas o mareos.
Siempre es de vital importancia vigilar los síntomas, ya que cuando se asocian a fiebre o pérdida de peso, requiere de una consulta con el médico rápidamente para descartar alguna enfermedad de mayor importancia, tal como el cáncer.
El diagnóstico se realiza con un examen tan rutinario como el hemograma; puede llegar a encontrarse inclusive como un hallazgo incidental y en este mismo se puede diferenciar sobre el tipo de anemia que se trata.
Es indispensable una historia clínica completa; la alimentación actual, antecedentes en otros miembros de la familia, enfermedades actuales y medicamentos crónicos, también debe de relatarse los síntomas que ha presenciado el paciente en los últimos meses para poder orientar y dirigir el resto de los estudios o tratamientos necesarios.
Algunos tipos de anemia son:
- Por deficiencia de hierro: mala alimentación o sangrado, por más leve que sea.
- Deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico.
- Por alguna enfermedad crónica; cáncer no hematológico, infección por VIH, enfermedades del tracto gastrointestinal donde se afecte la absorción del hierro u otro nutriente.
- Anemia aplásica: afecta la producción de los eritrocitos directamente en la médula ósea.
- Anemia hemolítica: existe destrucción rápida de los eritrocitos y la médula ósea no puede producir a la misma velocidad. Dentro de esta categoría pueden encontrarse enfermedades autoinmunes, bazo aumentado de tamaño, reacción a medicamentos o infecciones.
- Anemias hereditarias como la drepanocitosis, entre otras.
El tratamiento siempre dependerá de la causa y por tal razón su médico le solicitará varios exámenes y estudios. Es de suma importancia saber que detrás de una hemoglobina baja o anemia siempre hay un origen y debe tratarse la causa, de ser posible. La causa siempre debe de buscarse y con base en el resultado, dirigir el tratamiento.
El Dr. Sebastián Buján Murillo es médico general, altamente capacitado con enfoque en la Investigación Biomédica. Se graduó de la Universidad de Ciencias Médicas (UCIMED) en 2018 y recibió su certificación en Ensayos Clínicos de la prestigiosa Universidad de Chicago en enero de 2022. Cuenta con experiencia en medicina de emergencia y es un profesional médico sumamente dedicado y comprometido a brindar atención médica de calidad a sus pacientes.
Si tiene duda acerca del post no dude en contactar al Dr. Bujan Murillo al: 4052-2410 en Centro Integral de Oncología.
Anemia: ¿Por qué es importante prestarle atención?